domingo, 18 de mayo de 2008

Días extraños II

Llueve, llueve mucho y eso que el windguru no suele fallar, y que decía que la cosa iba a estar tranquila por estos lares. Desenrosco mi botella de absenta y me preparo para pasar una tarde tranquila, en casa, yo sola. La lluvia golpea con fuerza mi ventana. En frente de mí, con la persiana abierta de par en par, la terraza de mi vecina me recuerda a una película de David Linch. Roja y brillante por el roce del agua me transporta a un mundo casi de ciencia ficción. No sé por qué pero me imagino convertida en un ser minúsculo, perdido en mitad de una alfombra enorme de tereciopelo. El cielo también hace ruido y los árboles de mi pequeño jardín, apuntan sus hojas hacia arriba, esperando quizá, una recompensa, en forma de gota cristalina.
Mi licor de más de 60 grados y yo, yo y la lluvia…, la lluvia y mis pensamientos 80% impuros. Debería salir y permanecer durante, al menos, cinco minutos bajo el agua. Quizá así todo se me pase: la borrachera y la impureza de mis pensamientos. La lluvia es cada vez más fina y el rojo de la terraza de mi vecina brilla igual que mi copa. Pongo un CD de apariencia virgen. No sé qué música lleva, no recuerdo cuándo lo grabé y tampoco hay nada escrito que me de una pista. Suena y yo empiezo a recordar… Últimamente no tengo ganas de ‘contactar’ con otros seres humanos. Mi tiempo, mi vida y mis relaciones con otras personas se limitan a un puro formalismo laboral. Acabo de ver una araña. Podría aplastarla, estrujarla contra el cristal con uno de los cientos de papeles que rodean mi escritorio pero no me siento capaz. Además, el bicho tampoco me ha hecho nada. El alcohol me afecta, mi espirituoso espíritu ha perdido algo de chispa y un poco el norte. Me cuesta encontrarle sentido a las cosas. No sé si sufro de astenia primaveral pero no tengo ganas ni de quedar con mis amigos, tampoco sé hasta qué punto me echan de menos (si lo hacen). Creo que voy a sali a tomar algo de aire fresco.

2 comentarios:

Thedarksunrise dijo...

Dicen que el agua de la lluvia purifica y que matar una araña tae suerte. Yo nunca he creído ninguna de esas dos leyendas urbanas. Será que la primavera es una estación muy cruel. Besisss

ecgeson dijo...

Con permiso...A veces la pereza nos invade y nos incapacita para interactuar con nuestros amigos y con nosotros mismos. Sin embargo, cuando quedas con gente vas a hacer deporte o algo similar aunque al principio te repele la idea luego te sientes satisfecho porque ha sido divertido... Por lo menos a mí me pasa...