sábado, 15 de noviembre de 2008

Los adoquines de Praga II


Mmm, a ver, ¿dónde lo dejamos? Ahh sí, en la discoteca de la Herzigonova. El sevillano andaba restregándose con la austriaca en la pared, el cordobés se bebía su cubatilla a cámara lenta mirando cómo su colega se ponía las botas, el brasileño, después de tantear el terreno, decidió desaparecer buscando, quizá, sangre fresca en otro piso de la discoteca. Al final conoció a una chica muy mona (a la que también le iba el ‘rollo exótico’), la pena: que no sabía hablar ni ‘papa’ de inglés ni de castellano (of course), así que no hubo preliminares, ni rollo, ni nada. Qué pena, habrían salido unas criaturas preciosas…

Con tanto alcohol en las venas, me entraron ganas de ir al baño. Dejé a mi colegui con el cordobés y el brasileño debatiendo de si ir al foso (pista de baile) o no. El baño estaba relativamente cerca, pero me costó trabajo llegar. Al entrar, una mujer con los dientes de oro me dijo algo en un idioma chirriante pero totalmente comprensible: Que no entrara, coño. Aún así, me la jugué, entré. Imagino que se cagaría en toda mi raza, difuntos y demás seres allegados porque esas cosas son universales (¡y porque sus ojos estaban a puntico de saltarle de las cuencas!). Da igual que no entiendas ni jota, el gesto, la pose y el tono lo dicen todo…Cuando alguien te jode es que te jode en todos los idiomas; y que uno siempre tiende a pensar en que le están jodiendo. En fin, que yo entré al puto cuarto de baño porque me meaba encima y la muchacha de la limpieza, con su brillante dentadura, me hizo un placaje al más puro estilo americano. Supongo, que también estaría hasta los huevos de tanta ‘guiri’ meona. Comprensible.

Nos largamos de allí a las cinco de la mañana. En la puerta, y con una lluvia incipiente, nos pusimos a cascar con un grupillo de españoles que tampoco sabían muy bien qué hacer. El brasileño tenía cierta prisa, a las seis de la mañana sus coleguillas seguían el itinerario europeo y dado que no se había comido una rosca… creo que era la mejor opción que tenía. Mejor probar suerte en otra ciudad. Unos chavales de San Sebastián, unos madrileños y un tipo francés nos enzarzamos en un diálogo de esos que sólo pueden sostenerse en plena madrugada, con el alcohol en vena y con la certeza de que jamás volverás a coincidir con ninguno de los contertulios.

Recuerdo que el francés aprovechó el parón en la puerta para preguntarme si era ‘egipcia’. Al parecer el pañuelo bicolor que saqué para resguardarme de la lluvia le había confundido... ‘Pues no’, ‘pero si lo fuera… ¿Qué pasa?, ¿acaso tienes algo en contra de los egipcios?’ Le espeté al chavalín… Entonces se acercó uno de los madrileños y se puso a despotricar en contra de los franceses… El tipo se mosqueó y se largó.

Los de San Sebastián se empeñaron a ir no se dónde a ‘tomarnos la última’, como si estuviéramos en Torrevieja, vamos. Como íbamos borrachos, los madrileños, mi colegui y yo les seguimos… Llegamos a la Plaza Vieja y nos hicimos una foto. Aquí, volvieron a meterme mano. Hijos de puta…

A escasos metros, el Reloj Astrológico… Sin el tumulto del día, y a esas horas, parece descansar plácidamente.

5 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Viva la noche!!!

ecgeson dijo...

Estaba intentando escribir un post en tu última entrada, pero he sido incapaz. Lo tienes demasiado restringido. Veo que el viaje fue formidable, aunque espero que el post-viaje también lo esté siendo.

Javier Adán dijo...

He vuelto a leer los post II y III de Praga. Me encanta la forma de describir la ciudad y tus vivencias. Me gustaria que lo siguieras ampliando con mas post y mas anécdotas.Como estuve hace algunos meses, me interesa con mayor medida.
Un saludo

no name dijo...

Ecgeson, ahora yo tampoco puedo leer tu blog. INvítame!!

ecgeson dijo...

Con permiso:

Por descontado que estás invitada. No soy capaz de escribir un post en tu blog. Me ha gustado tu última entrada...