martes, 29 de julio de 2008

'Darse un tiempo'

Ayer habla por teléfono con una amiga. Me comentó que se había dado un tiempo, ‘un descanso’ con el novio. ‘No, no hemos cortado pero ahí estamos, cada uno por su lado’- me dijo-. Desde fuera, pensando lo más objetivamente que puedo, me suena a cuento chino. Es obvio que últimamente no están lo bien que deberían, pero claro, mi amiga sólo me cuenta las cosas que no terminan de cuajarle, que son muchas. Lo bueno, yo no lo sé. Para estar así con una persona, habrá más cosas positivas que negativas, digo yo, porque si no, joder, menuda manera de amargarse la vida. En fin, yo es que ya no entiendo nada. He de reconocer que, a veces, cuando me cuenta sus historias, desconecto, me da pereza meterme en los rollos de la gente. Es que veo una solución tan fácil… Supongo que la mía es una opinión demasiado objetiva (o subjetiva, según se mire y que yo le doy a todo una solución un tanto drástica…).

Pude entender que el berrinche de mi amiga vino de unas cuantas semanas atrás, cuando el novio y sus amigos se fueron de despedida de soltero a un idílico pueblo andalúz. Al parecer, los chiquillos se fueron a un puticlub donde el novio se folló a una puta ¿Es a lo que se va, no? Al resto, incluido el novio de mi amiga, les metieron mano, les clavaron con las copas… y a saber qué cosas depravadas e inconfesables se dejaron hacer por las putis... Mi más sentida admiración por este colectivo, por cierto.

El problema es que mi amiga no supo de esta historia hasta el fin de semana pasado… Imagino el diálogo con el novio: ‘¿y tú, no te tiraste a nadie? ¿Por qué no me dijiste que fuisteis a un puticlub?’ Supongo que este tipo de situaciones terminan por minar una relación. ¿Falta de comunicación? ¿Miedo o desconfianza a la hora de dar explicaciones cuando en realidad no hay nada que contar? ¿Y cómo entender que tu pareja ha estado en un ‘paraíso sexual’ donde la gente va expresamente a follar y no te dice nada? ¿Pero es que hay que contarlo todo?- pregunto. No sé ¿Y si realmente no pasó nada físico? ¿Por qué ‘preocupar’ a la otra persona si no ocurrió ‘nada’? Y si pasó, ¿acaso uno no puede permitirse un desliz? ¿Supone esto el punto y final de una relación estable? Supongo que es complicado y que ya depende de cada uno y de la situación (para terminar poniendo o no ‘los cuernos’). Supongo que nos gusta calentarnos la cabeza a las personas. Si no, no lo entiendo.

Además de ir a un puticlub, los chavales también estuvieron hasta las tantas en una discoteca. Otro lugar muy común para ‘caer’, sobre todo si llevas unas copas de más y estás de fiesta sin la novia, rodeado de un montón de colegas (de despedida de soltero) y viendo ‘carne fresca’, con escotes y minifaldas de infarto insinuándose a cada instante ¿Quién puede hacer frente a semejante tentación? Creo que vuelve a depender de la persona, de la situación, así que es mejor no poner la mano en el fuego por nadie, ni decir en voz alta que ‘tu novio jamás iría a un puticlub, o se enrollaría con otra’, porque si las personas nos caracterizamos por algo es porque somos impredecibles (y porque la carne es débil, claro). De hecho, uno de los colegas se enrolló con una chavala en la discoteca (otra ’puta’, para el colectivo de novias despechadas), porque eso sí, el chiquillo tenía su novia formal hasta que ésta, le pilló un sms y se dio cuenta de la clase de pareja que tenía (además de liarse con otra tía, le dejó el número de móvil). Al final volverán, porque la ‘rutina del amor’ puede más, por mucho que uno/a se llene la boca diciendo que jamás perdonaría unos cuernos. Seguro que en los días posteriores a la ‘pillada’ la ‘ex - novia’ pensó, en la última vez que se fue de fiesta con las amigas (quizá en una despedida de soltera), en el macizo que se le insinuó y que, con mucho esfuerzo, rechazó, pensado en la carita de su novio. ¿Cómo iba a hacerle algo así? Él jamás lo haría… ¿Es para sentirse gilipollas, no? En fin…

A todos nos gustaría tener la certeza de que nuestras parejas nos son fieles, que jamás se fijarán en otras personas. Seamos un poco realistas. Nos gusta sentirnos únicos, especiales, insustituibles… ¿Pero no será que también nos gusta ser deseados por otras personas? La vida da muchas vueltas y nunca se sabe lo que puede pasar, ¡y que la carne es muy débil, leches! ¿Que es mejor no saber ciertas cosas del novio/a? Probablemente. Mientras, merece la pena disfrutar de cada momento, con la pareja o sin ella. La vida es corta… Demasiado corta.

sábado, 19 de julio de 2008

Esperar nada



Pasan los días y lo que creí que era un cambio en mi personalidad, que parecía un poco más abierta a la gente, más sociable, no es más que una ilusión. Hoy más que nunca tengo ganas de desaparecer, de romper con todos los vínculos que me atan: amistades, familia, conocidos... Puro egoísmo por mi parte, sí, tal vez, aunque, por otro lado, pienso que tampoco tengo la culpa de sentirme como me siento y que mis emociones, como las de cualquier otra persona, no son porque sí. ¡Cómo me gustaría dominarlas!

La sensación de ‘no encajar’ en ningún lugar me ha acompañado desde siempre, acentuándose en determinadas fechas, épocas…, situaciones. No termino de encontrar mi ‘camino’, si es que alguna vez puse mis pies sobre él. Tampoco me siento capaz de explicar a las personas más cercanas cómo me siento. Cada uno tiene lo suyo, para qué gastar energías hablando sobre algo tan ambiguo.

Siempre me ha dado ‘pereza’ abrirme a los demás. Prefiero ser yo la que haga las preguntas, la que ‘domine’ la situación, la que se mantiene distante por no mostrar cualquier atisbo de vulnerabilidad.

Quizá sea algo genético y que por muchos esfuerzos que haga por cambiar, mi naturaleza me lo impide. Que la culpa sea de mi ADN ya no me parece una idea tan descabellada.

Y si mañana me siento igual, todavía tengo este ‘ciber hueco’ para desahogarme un poco.